Estoy reflexionando sobre el sentido de mi voto para el 20-N, y creo que no me equivoco, si afirmo, que me pasa lo mismo que a otras muchas personas, algunas que votaban sin dudas a Ezker Batua.
No voy a votar a partidos que practican políticas neoliberales: PP-PSE-PNV. Tampoco voy a optar por el no voto. Costó demasiado alcanzar el sufragio universal.
Votar es un derecho que no quiero desperdiciar.
De esta forma, y simplificando mucho, me planteo cuatro posibilidades de voto: votar en blanco, votar a la izquierda independentista representada por Bildu, dar mi voto al esperanzador proyecto de Equo u optar por una IU rota y muy debilitada internamente.
Empiezo por lo más fácil, votar en blanco, la opción que significa sumarse a la mayoría, que la masa decida. Nunca me ha gustado que decidan por mi. Así que he desechado esta opción casi desde el principio.
También me he planteado la oportunidad de votar a Bildu porque compartimos propuestas políticas progresistas en materias como la fiscalidad, el medio ambiente, la igualdad… Estoy convencida de que Bildu va a obtener unos magníficos resultados el 20-N. Y lo reconozco, me alegraré de esos buenos resultados de un partido de izquierda. Los partidos de izquierda abertzales pueden defender derechos sociales y progresistas también en el Congreso y en el Senado. Me he planteado la posibilidad de votar a Bildu pensando en esos buenos resultados. Pensando en apoyar que haya más personas de izquierda en el Congreso y en el Senado.
Sin embargo, creo que sería incoherente apelar al voto útil para votar a Bildu.
En primer lugar porque aunque respeto su elección en torno a la autodeterminación y la independencia, no comparto el modelo de estado que defienden. YO NO SOY INDEPENDENTISTA. Y en el Congreso y Senado también defenderán esas posiciones independentistas que no comparto. En cuyo caso se utilizará mi voto para algo con lo que no estoy de acuerdo.
En segundo lugar, porque alguien me hizo pensar en torno a una interesante pregunta sobre la utilidad del voto. ¿En qué se debe traducir el voto útil?
Un voto útil no tiene porque referirse solo a la cantidad, es decir, al número de representantes que un partido obtiene en cada institución. El voto útil podría traducirse en la calidad de la representación. Por ejemplo, IU con casi un millón de votos solo tiene dos representantes. Pero ese millón de votos ha sido de gran utilidad para respaldar la política de la tercera fuerza estatal.
Otra alternativa podría ser votar a Equo. Aparentemente es un proyecto esperanzador. Con un programa que coincide con muchos de los planteamientos que yo defiendo. Sin embargo, de momento Equo es eso: un proyecto esperanzador. Lo que conozco de este propuesta en Álava, es que se han incorporado algunas personas con las que compartí afiliación y militancia en Ezker Batua. Y lo confieso, de momento, prefiero mantener en la distancia alguna de esas personas. Por eso, y siendo consciente de que es un esperanzador proyecto quiero darle tiempo para ver de qué manera se desarrolla y hacía donde se dirige.
Finalmente, y aunque resulte paradójico, he dejado para el final la opción de votar a IU. Y la he dejado para el final porque me resultaba difícil abordar con objetividad esta alternativa. Me resulta difícil alejarme de emociones y porque no decirlo, de un cierto resentimiento hacia las personas que encabezan la candidatura.
En lo que se refiere a la organización interna IU pasa por horas muy bajas. Sería hipócrita no reconocerlo. Es conocido que internamente la organización está rota y que desde hace mucho tiempo recurre a prácticas más cercanas al estalinismo que a la democracia participativa. Sin embargo, y pesar de esas formas de trabajo internas, que conozco bien porque en el pasado yo misma he participado de ellas, defienden un magnífico programa. Además IU cuando gobierna lo hacen con rigor y desde el respeto a la democracia participativa -Córdoba, Rivas Vaciamadrid, Miranda de Ebro…-.
Esta IU concurre a las elecciones con un programa que yo podría defender. Además, con muchas personas de IU he compartido reflexiones, debates, resoluciones políticas, momentos alegres -como las fiestas republicanas-, y espacios reivindicativos menos felices.
Seguramente el 20-N en Álava IU no obtendrá ni un diputado para el Congreso, pero la coherencia -tanto desde la persona Nerea, como el cargo público portavoz en Juntas Generales de Álava- me empuja a respaldar esta opción de calidad. Ahora mismo, desde mi posición sería muy difícil explicar y explicarme otro voto que no sea a IU.
Votar el programa de IU es votar la opción que representa mis principios y valores de izquierda. Hoy por hoy es la organización política que defiende el programa más cercano al mío. Así que a pesar de las personas, a pesar de las formas de trabajo interno, a pesar de los pesares…
esas líneas programáticas son las que hacen que mi opción para el 20-N sea IU.